sábado, enero 14, 2006

Sueño II


Yo estaba en un camión en marcha, en el asiento de atrás. De co-piloto iba mi prima; una de las mellizas (morochas). A mi lado iba mi esposo (ahora ex) profundamente dormido. Nadie al volante.
Vi hacia el frente y me di cuenta de que aquel camión necesitaba ser manejado, de manera que me incliné hacia el frente y tomé el volante en mis manos. Poco a poco, me fui sentando para poder controlar también los pedales. Iba por una carretera por la que transité una y mil veces cuando vivía en Venezuela.
Comenzaron a cruzar aquel camino dos mujeres. Yo giré el volante y quedé con la sensación de que pude haberlo girado aún más, pero no lo hice. En consecuencia, maté a una de aquellas mujeres. Me vi a mi misma en medio de la carretera con una masa blanquecina y llena de sangre en las manos, los restos de la muerta.

Le conté todo esto a F. porque él había resultado ser un gran intérprete de mis sueños, aún cuando hacía sólo un par de meses que nos conocíamos. Recuerdo muy bien que al terminar la narración le brillaron los ojos de pura obviedad, era tan claro para él lo que aquello significaba que me dijo "escúchate". Y repitió mis palabras: "aquel camión necesitaba ser manejado". Aquel camión era mi vida, que andaba sola sin que nadie velara por su destino pues yo estaba muy ocupada velando el sueño de mi marido. Mi prima estaba allí en representación de mi familia, esperando siempre, listos para acompañarme cuando decidiera fijar un rumbo. La mujer asesinada: yo. Yo la que entregaba la confianza sin miramientos, yo la que no cuidaba mis espacios, yo la ingenua sin límites, yo la que había perdido el respeto por si misma, yo la mujer-sin-dignidad que andaba penando por el mundo, yo. Es claro que aquella muerte es bienvenida porque era necesaria.

1 comentario:

Laura dijo...

Qué ejemplo tan directo para explicarte todo lo que debías saber... a mí se me reveló corriendo. Era una ladera enorme, casi virgen,una especie de colina que iba bajando y yo corría, corría con los brazos semiabiertos... corría con la angustia de quien se sabe perseguido... y lloraba, lloraba profusamente. Me desperté llorando, con la almohada mojada y casi de inmediato me volví a dormir... después de arrancar un pedazo de edredón al que solía llamar esposo.

Después de 2 días de mucho llroar, de mucha ansiedad, de mucho meditar, tras haber hablado con algunos amigos en Bélgica, Chile y Venezuela... decidí que lo impostergable era realmente impostergable y comenzó otro proceso que me tomaría armarme de valor y hacer muchos cálculos y previsiones, varios "planes B" y planificaciones de "logística": informarle que había dado hasta el límite de mi misma en mi empeño de amar y seguir amando, a pesar de que me anulé, me ignoré, me aliené y me negué a mi misma el derecho a ser... y que quería ser libre otra vez.

Y créeme, el desamparo en que me sentí sumida en ese sueño, se anuló en ese instante en que logré sacar de mi garganta las palabras que podían costarme mi integridad física por primera y última vez en la relación. Afortunadamente nada de eso ocurrió, pero la libertad reconquistada no tiene precio.

Poco a poco se retoma el control del carro. Al principio cuesta el cambio de velocidades, perocon el tiempo, intuyo, se me harán instintivos los cambios. Sigo en eso, en el aprendizaje...

El cambio de locomoción era necesario y ha resultado ser muy conveniente: las correrías se han terminado. avanzo rápido con el auto y me paseo lo que me provoca con los pies. El resto? es una historia que pretendo no sepultar...