miércoles, septiembre 20, 2006

De dragones

Smaug tenía una sólida y valiosa protección en el vientre. Miles de piedras preciosas, monedas de oro y hermosas joyas estaban adheridas a el protegiéndole de lanzas y flechas.
Yo, en cambio, no tengo mayores riquezas. Lo poco que tengo lo llevo dentro y, lejos de protegerme, me hace más vulnerable.

sábado, septiembre 16, 2006

"Semos los colectiveros..."

peso argentinoSi alguna vez viene a Buenos Aires y tiene que viajar en colectivo (autobús intraurbano), no olvide que para ello debe tener monedas. Cuando digo "debe tener" me refiero a algo tan indispensable como estar vivo para poder morirse. "Debe tener" quiere decir, en este caso, que la ausencia de los objetos metálicos antes mencionados lleva al conductor a invitarle a bajar; significa "no te vistas porque no vas"; no viajas; punto.
Debo decir, en todo caso y para no ser injusta, que yo fui la excepción de la regla. Para empezar, la primera vez que puse pie en un colectivo yo no conocía la regla, lo que no es impedimento para ser devuelto a la acera, pero gracias a mi arduo entrenamiento viendo telenovelas venezolanas durante tantos años de mi vida, después que el chofer vio en mi cara la reproducción de una angustiada "Ligia Elena" o una sufrida "Topacio", me dejó llegar gratis a mi destino.
En todo caso y sin desmerecer las dotes histriónicas de cada uno de ustedes, mi recomendación es que no lo intenten.
Lo importante para poder viajar en colectivo no es tener euros saliéndose por las orejas, ni reloj o dientes de oro, ni una jugosa cuenta en el Chase Manhattan Bank... lo único importante es tener monedas.

viernes, septiembre 15, 2006

Escribir

Escribir... extrañaba robar unos minutos de mi tiempo de sueño, de trabajo, de limpieza de casa o de salidas para escribir acá. Robarme tiempo para invertirlo en esta bitácora de viaje, en este repertorio de emociones, en este historial escueto que da una idea vaga de cómo me siento, de cómo me he sentido en los 5 o 15 minutos que me toma cada post. Muchas veces llego sin nada claro y "escupo" lo que no me había dado cuenta que sentía. Otras, anoto en una libreta un sueño, un poema, una escena y guardo celosamente mi escrito hasta la próxima vez que logro sentarme en un computador y "loguearme" en el blogger.
Escribir y narrar son necesidades que me mantienen alejada de oficios alternativos como el asesinato en serie o la lloradera por los rincones. Este sonido de teclas mientras en la pantalla van apareciendo las palabras que definen mi yo del minuto, esos ojos en mis ojos reviviendo a su manera lo mismo que imagino mientras narro, me mantienen en la vida que quiero para mi.
Escribir, aunque sea estas aburridas felicidades mucho menos interesantes que los tormentos con su carga y su estructura dramática, me hace bien.

lunes, septiembre 11, 2006

Plaza

En aquella plaza pequeñamente interminable
se decidió la suerte de un sinsuerte,
se inició la mala suerte de los suertudos,
se decretó la separación eterna
dentro de un siempre de los que no son dioses
ni los conocen
pero se olvidan de lo primero.