martes, noviembre 29, 2005

Presentación en Sociedad de la Guanábana

Esta belleza que ven en la foto (o, al menos, una muy parecida) es mi nueva computadora. Me pasé al "lado claro de la fuerza", de ahora en adelante soy una chica Mac. Como toda máquina que ha pasado por mis manos, ella también tiene nombre: Guanábana. Una fruta desconocida por estos predios sureños, impronunciable para mis amigos chilenos y prima de la bien conocida chirimoya. Es hermosa y el monitor LG Flatron Slim de 17" que la acompaña la hace sencillamente gloriosa. Pero nada es perfecto. Aún no me puedo conectar a Internet con mi guagua. Tal vez, después de complicados trámites burocráticos logre hacerlo en un par de días... o de semanas. Ch dice que hay cosas peores que eso y no me queda más que confiar en su palabra. Por ahora, mi guanábana y yo nos conoceremos offline como dos buenas amigas, como una madre y su nena recién nacida... como una informática y su nueva computadora.

martes, noviembre 22, 2005

Se me subió encima

Vino la tristeza y se me subió encima. Subió por la espalda en forma de escalofrío y me inyectó veneno con sus dientes filosos. Debo confesar que la soledad y yo no nos llevamos bien: es ella quien trajo este bicho que tengo aferrado al cuello. Sigo pensando que eso de "mejor solo que mal acompañado" es un axioma que no admite discusiones, pero cómo me gustaría estar bien acompañada. Cada día me parece más antipática esa mujer de ojos desgarrados que trata de sonreírme desde el espejo. Me pregunto una y otra vez si de verdad es necesario que aprenda a vivir conmigo misma o si es una excusa para no iniciar una nueva relación porque me muero de susto. Un rato más tarde me pregunto si intentar acercarme a alguien no será una estrategia para no tener que lidiar con mi soledad. ¿Habrá algo correcto por hacer? Tal vez lo más aconsejable sea hacerle caso a F. Tener los remos de mi bote en la mano, pero dejarme llevar por la marea. Si veo que estoy a punto de estrellarme contra una roca, o que me alejo demasiado de la costa, pues remaré. Mientras tanto, seguiré la filosofía del nunca bien ponderado Eudomar Santos: "Como vaya viniendo, vamos viendo". Que la mujer del espejo me perdone, pero ya no puedo hacer más por ella. Estoy cansada.

lunes, noviembre 21, 2005

Conocí a Lorena


El sábado pasado conocí a Lorena. Es una mujer de baja estatura, de rasgos fuertes, de color bronce, que viste a la moda con sencillez y que camina con mucha más firmeza que el resto de las mujeres de la tierra. Es rehabilitadora social en Cerro Navia. Tiene 40 familias a su cargo. 40. 40 familias de extrema pobreza; con padre maltratador alcohólico o drogadicto, madre limosnera, hijos que no van a la escuela y casa sin platos ni cubiertos. 40 familias sin hábitos de higiene, sin cultura alguna, sin letras ni poemas. 40 cargas que asume suyas como una madre sin fronteras. 40. Pero lo más sorprendente de ella es que se siente frustrada porque de cada 40 familias que ella acoge bajo su ala, sólo 30 logran rehabilitarse. "¿Sólo?", pregunté yo. Y proseguí: "Con una sola de esas familias que logre rehabilitarse, no sólo queda justificado tu trabajo, sino también tu existencia sobre esta tierra". Qué manía tan femenina esa de ponerse metas imposibles, de autoexigirse la santidad a partir de cosas que no dependen de una.

Lorena me hizo sentir que mi trabajo era tan irrelevante como un bostezo. Despertó en mi un respeto inmenso y una admiración que limita con la devoción. Me conectó con el Chile que amo: el de Víctor, Pablo y Violeta. Conocer a Lorena fue uno de esos privilegios nacidos en la bondad infinita del Dios en el que creo.

Si yo fuera...


Aceptando la invitación que Laura, la exiliada, hiciera en su blog, responderé este cuestionario revelador (mucho más para mi misma que para el resto del mundo).

Si yo fuera una estación del año sería... primavera.
Si yo fuera un mes sería… abril.
Si yo fuera un día de la semana sería… jueves.
Si yo fuera un momento del día sería… el amanecer.
Si yo fuera un planeta sería… Marte.
Si yo fuera un animal sería… dragón.
Si yo fuera un mueble sería… escritorio.
Si yo fuera un líquido sería… agua.
Si yo fuera un instrumento musical sería… cuatro.
Si yo fuera un sentimiento sería… rabia.
Si yo fuera una verdura sería… auyama (calabaza).
Si yo fuera un verso sería... "si tu voz en tu boca se va sin ser palabra" (Neruda)
Si yo fuera una canción sería… "Donde habita el olvido", de Sabina
Si yo fuera una comida sería… torta 3 leches.
Si yo fuera una parte del cuerpo sería… vientre.
Si yo fuera un olor sería… mango.
Si yo fuera un objeto sería… un access point.
Si yo fuera una asignatura sería… matemáticas.
Si yo fuera un dibujo animado sería… un híbrido extraño entre Dexter y Candy.
Si yo fuera una figura geométrica sería… un trapecio.
Si yo fuera un número sería… 7.
Si yo fuera una flor sería... Magnolia.
Si yo fuera un carro (auto) sería… Fiat Uno.
Si yo fuera un famoso sería… Marc Prensky.
Si yo fuera un color sería… rojo.
Si yo fuera una ciudad sería… Valparaíso
Si yo fuera un dolor sería… de despecho.
Si yo fuera un mar sería… el Caribe.
Si yo fuera un idioma sería… portugués.

jueves, noviembre 17, 2005

Cambio Conceptual Convergente

 
La verdad es que el título de este post llega a ser espeluznante para todos los que no estamos demasiado familiarizados con la terminología pedagógica. Es parte de las cosas que, al entenderlas, me ayudarán a realizar mejor mi trabajo y que me enseñan en la capacitación que tenemos cada lunes en la tarde.
Esgrimiendo el argumento del aprendizaje colaborativo (pero a sabiendas de que las razones mayoritariamente presupuestarias) los niños trabajan en parejas. En consecuencia, las actividades de aprendizaje planificadas deben tener esto en cuenta.
El aspecto crucial del aprendizaje colaborativo es la convergencia. Los seguidores de Vygotsky veían la colaboración como un proceso de andamiaje y apropiación. Esto es, una relación asimétrica en la que una de las partes sabe más y enseña a su par, que se apropia de este conocimiento, enfocándose así en la teoría de los roles asimétricos. Los Piagetianos, en cambio, ven la colaboración como la producción de conflictos cognitivos individuales productivos, haciendo énfasis entonces en los beneficios del conflicto.
La incorporación del concepto de convergencia, considera el proceso del aprendizaje colaborativo como una mutua construcción del conocimiento. Leí un documento escrito por Jeremy Roschell, cuya idea es construir una teoría que integre la colaboración y el cambio conceptual. Para ello, los aspectos tradicionales del análisis del cambio conceptual fueron reinterpretados como cognitivos y sociales simultáneamente.
Adicionalmente, propone un proceso que integra el conocimiento científico previo acerca de colaboración científica y convergencia de significado en conversaciones de todos los días para analizar el cambio conceptual convergente de un caso en particular. Los cuatro pasos del proceso son los siguientes:
1. Construcción de una situación significativa profunda a un nivel intermedio de abstracción de una situación de la vida real.
2. Intercambio de metáforas relacionadas unas con otras y con la situación construida.
3. Ciclo iterativo de exposición, confirmación y reparación de acciones situacionales.
4. Aplicación de estándares cada vez más elevados de evidencia de convergencia.
Se utilizó una simulación por computador del fenómeno de aceleración para el caso estudio, utilizando un software llamado Envisioning Machine. Este programa apoya el razonamiento individual y facilita la negociación de significados. Progresivamente y fieles al proceso descrito arriba, dos estudiantes trabajando juntas, en el mismo equipo y el mismo proyecto, llegaron a las mismas conclusiones en relación con el fenómeno que estudiaban. Los pasos se dieron de la siguiente manera:
Dada la simulación, tenían que ser capaces de resolver una serie de problemas referidos al concepto de aceleración. Para ello era necesario que comprendieran cómo actúa la aceleración sobre un objeto, dada una determinada velocidad inicial.
Las estudiantes discutían acerca del efecto de la aceleración sobre el objeto utilizando metáforas como: halar, viajar, recorrer, etc. (Interpretaciones del fenómeno de aceleración del objeto: Metáforas).
En principio, sus predicciones estaban muy alejadas de la explicación física de la aceleración, pero a medida que exponían sus descubrimientos individuales, cada una construía sobre las conclusiones de la otra. Dado que cada una utilizaba las metáforas que entendía desde su propia experiencia, la tendencia era a escuchar con atención y tratar de ajustar sus creencias a las de la otra (tendencia a la convergencia).
A medida que la conversación avanzaba, las estudiantes estaban continuamente verificando que había acuerdo en las conclusiones a las que iban llegando. La verificación era cada vez más detallada para no dar posibilidad de error.
Las preguntas naturales, más allá de la teoría y de las pocas dudas que tengo de que este proceso es más o menos natural en el área científica es: ¿Cómo nos planteamos actividades que, por su naturaleza, obliguen a los estudiantes a pasar por un proceso de cambio conceptual convergente? ¿Es el aprendizaje basado en proyectos una alternativa? ¿Qué tipo de recursos informáticos podemos usar para apoyar este tipo de dinámica de aprendizaje? Tal vez las preguntas se respondan solas en la medida en que comencemos a planificar teniendo en cuenta que, nuestro objetivo, es lograr que se produzca un cambio conceptual convergente en los niños que se sienten a trabajar en pareja frente al computador. Posted by Picasa

EnSerratdas

El viernes pasado fue el cumpleaños de Missmile y decidimos celebrarlo juntas en el concierto que dio Serrat en el Estadio Nacional en homenaje a mi amiga (ignorando este motivo, claro está). Ver a Serrat era una de las grandes deudas conmigo misma, una de esas cosas que tengo que hacer sin más explicación que la del disfrute de los hitos de la época en la que me ha tocado vivir. Comenzó cantando "Menos tu Vientre", que es toda la alegría y toda la tristeza reunidas en una sola canción. Sin esperarlo, comencé a llorar como los dibujos animados japoneses, se me salían las lágrimas de forma incontenible y, al mismo tiempo, se me derramaban los recuerdos. Recordé el embarazo de Poli, porque me encantaba hacerla escuchar esa canción para que tuviera conciencia de lo luminosa que se veía. Recordé a Altazor con su Cruz del Sur, al Turco, a decenas de personas en las que pienso casi nunca y que, sin explicación lógica, he asociado con Serrat. Fue un regalo maravilloso para ambas, para Santiago... pasaría mi vida enSerratda.

jueves, noviembre 10, 2005

El vino... en respuesta y homenaje al Tecnorrante


Yo tengo una amiga de infancia que se llama María Teresa, que recordé mucho al montar "El Aroma de las Palabras", mi último espectáculo de narración oral escénica. Las recordé a ella y a su abuela, que era una mujer encantadora. María Teresa le decía "la nona". A mi de sólo evocarla ya me empieza a oler a albahaca. La Nona era una italiana grandota, blanca, alta, de esas que tienen los tobillos como tronco de árbol milenario, que se pasaba el día entero metida en la cocina con un pañuelo amarrado en la cabeza creando delicias. Aquella casa era siempre una fiesta de aromas. Además de buena cocinera, aquella mujer fue siempre muy buena consejera. El único problema es que a veces no era fácil entender sus consejos, pues todo lo relacionaba con la cocina, pero para María Teresa esto era de lo más natural.

Cuando niña, si María Teresa iba a decirle que estaba aburrida, la nona le decía algo como esto: "cuando una ensalada está muy desabrida, lo único que hace falta es ponerle un poquito de sal y, a veces, para darle más gusto, le queda bien un poquito de pimienta". Y ella inmediatamente entendía lo que aquello significaba y al ratito estaba entretenida haciendo coreografías al lado del tocadiscos, poniéndole "sal a la vida".

Una vez la nona llamó a María Teresa para que se sentara a almorzar. Había preparado lasagna, olía delicioso, pero María Teresa no probó bocado. La nona le preguntó que qué era lo que le pasaba y ella le contó que se había sacado una muy mala nota en matemáticas. La nona le preguntó por qué y ella le dijo que no sabía, que le dedicaba tanto tiempo a matemáticas como a las demás materias, pero mientras en las otras iba siempre con notas sobresalientes, en matemáticas no, siempre sacaba malas notas. Entonces la nona le contó que la primera vez que preparó porotos negros (caraotas), empezó tempranito, a la hora que siempre comenzaba a hacer el pollo con cnampignones o el pescado con hierbas, pero cuando ya era hora de sentarse a la mesa descubrió que los porotos todavía estaban duros como piedras. Así que aprendió que había que prepararlos mucho más temprano que el pollo, o que la carne, o que la cazuela. Desde entonces, María Teresa le dedicaba mucho más tiempo a matemáticas que al resto de los ramos y siempre se sacaba las mejores notas.

Cada problema de mi amiga era mágicamente resuelto con una receta que ella sabía cómo preparar. Siempre entendió.

Pasado el tiempo, María Teresa empezó en la universidad y por esa época visitó muy poco a la nona, dejaba de verla por laargo tiempo. Sólo en los cumpleaños de la familia, Navidad y Año Nuevo se encontraban. Poco tiempo después de salir de la universidad se casó y al principio, todo fue muy bien, pero, como diría el poeta Aquiles Nazoa, "después que la luna pasa y la miel se torna escasa"... aquella casa empezó a convertirse en una especie de campo de guerra. Peleaba por todo con su esposo. María Teresa sentía que iba a explotar de tristeza y de rabia en cualquier momento. Un día que salió temprano del trabajo fue a hablar con la nona y le contó su drama. Le dijo que tenía mucha rabia porque su marido no la ayudaba en nada, no lavaba nunca los platos, no cocinaba, no era capaz ni siquiera de recoger los pelos del desagüe de la regadera... el baño se inundaba, el agua regada por el piso, y él, impávido, no estaba ni ahí. De paso, le armaba lío por todo, si se tardaba mucho en el baño después de la ducha, se exasperaba; si no le avisaba que iba a llegar tarde, parecía que le hubiese dicho la peor de las ofensas; le criticaba su manera de vestir... iba todo mal. Inesperadamente y para colmo de males la nona, por primera vez, no dijo absolutamente nada, lo único que hizo fue entregarle una botella de vino. Inmediatamente, como siempre, María Teresa entendió: "esta cuestión no tiene solución y lo único que me queda es ahogar mis penas en alcohol". Agarró la botella y se fue para la casa. Apenas terminó de sacar el corcho y aquel aroma de frutos silvestres, madera y vainilla inundó su rostro, sintió que su esposo entraba a la casa. Ella no quería problemas, ya no quería discutir, así que no habló. Llenó una copa para ella, otra para él y se la pasó. Sin decirse nada, se sentaron juntos en el mueble de la sala. Las primeras dos copas las tomaron en silencio. Cuando estaban al principio de la tercera ella le preguntó que cómo le había ido ese día. El dijo que bien, que la había extrañado mucho y que se veía muy linda con la ropa que tenía puesta. "Qué raro, porque es el mismo pantalón que me criticaste la semana pasada", dijo María Teresa. Su esposo le explicó que el problema no era el pantalón, sino que se lo había puesto con una camisa muy clara y que como el pantalón también es claro, se veía muy pálida. Que ahora que se lo había puesto con una blusita oscura, se veía muy bonita. Y ella: "Yo pensaba que ya no te gustaba". "¿Cómo se te ocurre? ¿Por qué crees que te reclamo cuando te tardas en el baño? lo que en verdad quiero no es que te apures, sino poder mirarte mientras te vistes porque me encanta verte desnuda, sólo que no me atrevía a decírtelo". Y fue así, que entre una copa y otra, el explicó que no lavaba los platos porque él es muy alto y el lavaplatos muy bajo, de manera que siempre que lo hace, no se aguanta el dolor de espaldas. Que no cocinaba porque le daba vergüenza, ya que ella cocinaba muchísimo mejor. Que no saca los pelos del desagüe porque no los ve, porque a la ducha, como todos los cristianos, entra sin lentes y sin ellos es tan ciego como una pared. Que si se molestaba cuando ella llegaba tarde sin avisar era sólo porque siempre pensaba que le podría pasar algo malo, que se preocupaba cuando no sabía de ella porque moriría si algo le pasaba. Que se habría enterado de todo esto si lo hubiesen conversado antes.

Se reconciliaron... pero los detalles de aquello los daré el día que escriba mis cuentos eróticos. Al día siguiente, María Teresa oyó sonar el teléfono a las 7 de la mañana. Cuando fue a atender descubrió que tenía el peor dolor de cabeza de su vida, pero cuando al otro lado escuchó a la nona preguntando que cómo le había ido con el "aflojalenguas", se le despejó por completo la mente y entendió 2 cosas: primero, que la sabiduría de la nona era infinita. Y segundo, que su matrimonio no iba a funcionar jamás si ellos no eran capaces de hablar, y hablar, y hablar... hablar siempre, hablarlo todo, hablar para no olvidar, hablar para recordar, hablar para planificar, hablar para resolver, hablar... que es también una manera de amar.

lunes, noviembre 07, 2005

Olor a Victoria

El viernes llegué tarde a la fiesta en La Serena. No pude salir de Santiago hasta pasadas las 8 de la noche, por lo que llegué a las 3 de la mañana a la IV región. Los narradores aún conservaban energía para recibirme, seguir bailando y disfrutar sin tregua del maravilloso vino tinto chileno. Sólo después de las 6 de la mañana se les (nos) agotaron las baterías y cada uno se fue al lugar del departamento destinado a acoger sus sueños... todos menos D y yo, que simplemente no estábamos destinados originalmente a dormir en aquel lugar con vista al mar y ventanales enormes. Pero a falta de cama, buenos son los muebles y fue allí donde nos acomodamos para dormir un poco. Y a falta de frazadas... pues buenas son las mantas. Victoria, la romancera, la consejera, la sabia, la madre salvaje que corre con los lobos, me puso encima su manta para evitarme el frío. Entendí entonces lo que sienten los niños pequeños cuando alguien pone en su cuna alguna ropa usada de la madre para que sientan su olor. Era maravillosamente tranquilizante dormir bajo esa manta. Como si aquel olor me protegiera de pesadillas, de mis propios demonios, de mis miedos y los de los otros. Otra Victoria que llega a mi vida para alegrarla... Victoria sin vencidos y convencida.