martes, noviembre 22, 2005

Se me subió encima

Vino la tristeza y se me subió encima. Subió por la espalda en forma de escalofrío y me inyectó veneno con sus dientes filosos. Debo confesar que la soledad y yo no nos llevamos bien: es ella quien trajo este bicho que tengo aferrado al cuello. Sigo pensando que eso de "mejor solo que mal acompañado" es un axioma que no admite discusiones, pero cómo me gustaría estar bien acompañada. Cada día me parece más antipática esa mujer de ojos desgarrados que trata de sonreírme desde el espejo. Me pregunto una y otra vez si de verdad es necesario que aprenda a vivir conmigo misma o si es una excusa para no iniciar una nueva relación porque me muero de susto. Un rato más tarde me pregunto si intentar acercarme a alguien no será una estrategia para no tener que lidiar con mi soledad. ¿Habrá algo correcto por hacer? Tal vez lo más aconsejable sea hacerle caso a F. Tener los remos de mi bote en la mano, pero dejarme llevar por la marea. Si veo que estoy a punto de estrellarme contra una roca, o que me alejo demasiado de la costa, pues remaré. Mientras tanto, seguiré la filosofía del nunca bien ponderado Eudomar Santos: "Como vaya viniendo, vamos viendo". Que la mujer del espejo me perdone, pero ya no puedo hacer más por ella. Estoy cansada.

6 comentarios:

Planeta Urupagua dijo...

Acabo de escucharte para después venir corriendo a leerte.
Vine curtido con la alegría de saberte, pero a mi también se me subió encima está tristeza, la misma, la de los dientes filosos.
Celebro volver a escuchar tus sonrisas en el mismo momento en el cual estoy lacerado por tus tristezas.
¿Quien carajo inventó eso de las distancias?.

Te extraño. Te quiero

இலை Bohemia இலை dijo...

Que manía tiene de encaramarse sobre nosotros...Ayer a mí me sucedió, se me subió encima y no me paré a espantarle...

Anónimo dijo...

Yo creo que la tristeza es una señora muy sofisticaa que tiene muy buena conversa si la dejas hablar..te escucha con una atencion envidiable...y nunca jamas te da un consejo pendejo...para muño

luzcaraballo dijo...

Ricardo: si bien tu voz no hizo desaparecer la soledad, sí redujo la tristeza una molestia mínima, a un rasponcito en la rodilla.
Tu llamada llegó, mágicamente, sólo unos minutos después de publicar este post; como si el mundo no aceptara mi tristeza, como si la soledad me quisiera decir ni siquiera ella es absoluta.
Lo sabes, pero lo diré hasta el cansancio. También te extraño y quiero muchísimo.

bohemia: tal vez hagas bien en no espantarla. Gracias por venir :-)

fpi: tu comentario es de una sabiduría infinita, amigo mío. muño te lo agradece con el alma.

Tecnorrante dijo...

Los viejos amigos siempre son buenas medicinas.

Abrazo

Planeta Urupagua dijo...

Será por lo de viejo??
De cualquier manera: Salud!!!