jueves, febrero 16, 2006

Piropos

Hace pocos meses comencé a escuchar piropos en la calle nuevamente. Quiero decir, piropos que provienen de diferentes tipos de personas del sexo opuesto y no exclusivamente de aquellos que trabajan en el sector de la construcción. Estos últimos cumplen muy bien su labor de sostenedores de la autoestima femenina al halagar a cualquier mujer entre 12 y 65 años que pase a menos de 15 metros de distancia. Si una de nosotras pasa por un edificio en construcción y los trabajadores no le dicen nada, el asunto es muy grave. Ellos jamás me abandonaron. Nunca faltó el "eres lo más lindo que ha pasado hoy por acá", a lo que mi inconciente respondía en silencio que seguramente no habría pasado nadie más por allí ese día.
Poco después bajé de peso, me quité los lentes de montura y me puse de contacto, me maquillé de nuevo (apenas labial y lápiz de ojos), me preocupé un poco más por mi pelo... y empecé a usar sonrisa después de haberla tenido en desuso mucho tiempo. A partir de entonces escucho con frecuencia algún "preciosa" o un "exquisita" que sale volando desde la ventanilla de un auto. Pero, sin duda, el piropo más inteligente lo escuché ayer cuando se me acercó una perrita a la que le dicen "la chola" y alguien dijo "eso es lo bueno que tiene la chola: que no daña las rosas". Que Dios bendiga los labios de quien alguna vez me haya dicho algún piropo.

Miedos Modernos

Antiguamente, si alguien se iba al monte a vaciar la vejiga, "echarse la corta", "vaciarle la agüita a la aceituna"... (usted escoja la manera que más le guste para decirlo); lo único que podría preocuparle era su integridad física, muy especialmente lo relacionado con sus "partes nobles". Hoy en día, uno tendría además la preocupación de que justo en ese momento se estén realizando las fotos para actualizar el Google Earth y, en consecuencia, cualquier persona que visite la latitud y longitud que usted escogió a falta de baño, pueda mirarle haciendo aquello que siempre preferirá hacer en privado. Ya se ha dicho muchas veces que la modernidad tiene su precio.

jueves, febrero 09, 2006

Volver


Volver me parece una palabra hermosa. Es acogedora, suave y suelo asociarla con algo bueno. Tal vez esto se explica por mi afición a las historias de exilios, a los cantos de exiliados (como el Vuelvo de Patricio Mans y Horacio Salinas) y por haber querido siempre entender las nostalgias de los ajenos en mi país, como una preparación inconciente para llevar de mejor manera mi propia condición de extranjera.
Este sábado vuelvo a volver. Tal parece que yo a estas alturas no quisiera irme de ninguna parte. Sólo quiero volver. Partir es doloroso. Volver es placentero. El único problema es que no puede separarse una cosa de la otra.

lunes, febrero 06, 2006

Los Cinco Extraños Hábitos de Luz

1. Siempre que como sandwich en pan de molde, me como primero la orillita y después el resto.
2. La fruta natural la como antes de la comida. No me gusta comerla como postre.
3. Convierto todas las bolsas plásticas en un triangulito plegado y de esa forma las almaceno. Esta es una manía familiar del lado materno.
4. En mi trabajo, siempre tomo café en la misma taza color azul oscuro (me disgusta tener que tomar en otra) y siempre me sirvo sólo la mitad de la taza.
5. Si una mosca y yo estamos en la misma habitación, la cosa es
o ella o yo. Una de las dos muere.

"Aclaraciones: las reglas del juego son las siguientes: Titular “Los cinco extraños hábitos de....” (acá su nombre). Elegir luego 5 personas y dejar su nombre linkeado a su blog. Pasar por el blog de esa persona para avisarle de la invitación y que pueda leer sus respuestas. En el post, cada uno/a debe dejar en claro las reglas."

Mis invitados son:
- In the Flesh
- Oprimido PP (por pelotudo)
- Pabloshi
- Cuentera Viajera
- Matilde perdida en el puerto