jueves, agosto 23, 2007

Tengo tango


Hace una semana salí tarde de casa para ir al trabajo. Detesto llegar tarde. Cuando esto me pasa no logro concentrarme en otra cosa que no sea la hora. En el subte un bandoneón comenzó a llorar tangos y alguna polka; vi como algunos levantaban las cejas, ese gesto tan argentino que pareciera ayudar a recordar mejor, a permitir que dancen los viejos tiempos en la humedad de la lágrima que asoma; otros miraban tristemente al vacío; otros al músico; de manera inefable todos éramos alcanzados por una dolorosa nostalgia. No llegué a la oficina consumida por la ansiedad de la demora, sino atravesada por las dolorosas notas de aquel bandoneón.

2 comentarios:

Gielen dijo...

Hooola!! Ya tengo bastante tiempo leyendo tu blog.. no te habia dejado nunca un comentario porque mi indecision es tanta que no podia decidir que nombre de usuario utilizar! Dios! pero ahora que tengo mi propia cuenta (la cual me tomo siglos decidir) ya te los comenzare a dejar...cuidate.. un abrazo!pd:ahora te enviare un correo por si te preguntas quien es.. ;-)

Gielen dijo...

ah!y hablando del post.. creo que alguna vez algo similar me ha pasado...yo creo que la musica es magica,se te mete por dentro y llega a partes inospitas,te trae recuerdos,te pone nostalgica,te relaja.. espero que las notas no hayan sido muy dolorosas.!