jueves, octubre 26, 2006

Poe y yo

Yo, cuentacuentos y feliz lectora, no había leído nunca a Edgar Allan Poe (sí, sí me averguenza decirlo). Aproveché que en el subte bonairense vendían una antología de este autor con el título de "Narraciones Extraordinarias" a un precio irrisorio e hice la compra para saldar esta imperdonable deuda con la literatura. No empecé a leerlo de inmediato porque el azar (concurrente) me había puesto en las manos un compendio de relatos herederos de Poe para preparar el camino. Antes de abrir la primerá página, terminé de leer "Lecciones de Tinieblas" de Claudio Ratier, un autor argentino que me simpatiza bastante.
El camino que va de mi casa al trabajo me toma, en promedio, 50 minutos. Es un tiempo que aprovecho para pensar, escribir o leer (mucho más esta última que las dos primeras). Fue en estos pedazos de vida que empecé a leer estas extraordinarias narraciones.
Entre las alternativas que tengo, suelo preferir el colectivo 2X. Una de las primeras veces que lo tomé se detuvo por completo, ya vacío, 15 cuadras antes de llegar a mi casa. El chofer me indicó que ya no seguía y debía bajarme. Al principio no entendí qué sucedía. Algunos colectivos, aún con el mismo número, tienen diferentes recorridos, los cuales se indican con un cartel que se lee a través del parabrisas de cada autobús. El que me deja en mi casa, debe tener un cartel que diga "Olivos". Aprendido esto, no tuve que caminar las 15 cuadras nuevamente.
El pasado miércoles fue un día especialmente caluroso en Buenos Aires. Yo estuve largo rato esperando el colectivo 2X que dijera "Olivos" en el cartel. Pasaron dos de los otros, de manera que los dejé pasar. Finalmente, se acercaba el apropiado, hice una seña pero no paró. Cansada y acalorada, decidí que prefería caminar las 15 cuadras que quedarme ahí más tiempo. El siguiente 2X que pasó no decía "Olivos", pero me subí en él. Como no tenía que bajarme sino al final del recorrido, resolví leer sin levantar la vista hasta que el autobús se detuviera definitivamente.
De pronto, mi compañero de asiento me hizo una pregunta inesperada: "¿no te da miedo leer eso?". Lo miré y respondí un "no" que tenía mucho más de perplejidad por la pregunta que de sinceridad. "Debería", dijo él. Yo volví a mi libro y poco después noté que el hombre se cambiaba de asiento. Un rato más tarde, el autobús se detuvo. Yo estaba tan absorta en la lectura que no me di cuenta hasta que mi ex-vecino de asiento pasó junto a mi diciendo "terminó", riendo después de una forma que calificaría de malévola si no fuera porque este adjetivo me parece falso y un poco cursi.
Cuando me bajé del autobús no reconocí el lugar, pero de acuerdo con mis cálculos y con mi experiencia anterior debía estar a una o dos cuadras de la Av. del Libertador, por la que tendría que caminar 15 cuadras hasta llegar a mi casa. Pregunté a una mujer dónde estaba esta avenida y me respondió "a 40 minutos de camino". Por fortuna, supo explicarme con detalle cómo podía hacer para ir hasta mi casa. Tomé otro autobús que me dejó a 50 metros de la puerta del edificio en el que vivo.
Fue así como yo, cuentacuentos y feliz lectora, atravesé esa puerta una hora más tarde que de costumbre apretando con las manos un libro de Poe.
(Nota Aclaratoria: el colectivo 2X tiene 3 recorridos y no 2, mi errada suposición inicial)

3 comentarios:

Laura dijo...

Madre de los cielos!! Y por qué lo llaman 2X si el bicho parece un "3 en 1"? Por lo menos 3X debería llamarse, en lugar de 2X.

Mi favorito de todos los poemas de Poe, seré totalmente honesta y pecaré de "inculta" o, lo que es casi peor, "culta de lo popular y vulgar" es el poema de "el cuervo" que supo traducir magistralmente al español, si mi memoria no me falla, el tambiénmagistral Perez Bonalde, de quien recuerdo con toda la ternura y emoición del mundo su "vuelta a la patria" entre otros que no voy a mencionar por no parecer "culturosa disimulada" y espantar a tu linda audiencia...

Niña mía, a ver si cambias de ruta, de colectivo, de cuadras o de lo que sea... o le sugieres a esa gente que le cambie el nombre a los autobuses! 40 cuadras más allá y no le dicen a uno nada? Nada, que en Argentina, ya lo veo, hay que salir con los mejores zapatos de goma que uno tenga, la botella de agua, la brújula y un mapa. Sino? nadie sabe cómo llegar a ningún lado porque los autobuses te dejan botado. Recomendaciones que sigo aputnando en mi carnet de viaje... jajajajaja

Un abrazote gigaaaante! Me encanta leerte. Lástima que escribas tan poquito últimamente!

Tecnorrante dijo...

- No haber leído a Poe siendo cuentacuentos suena como a herejía, aunque te lo podrían perdonar los sacerdotes de la palabra si al menos habías ojeado a Lovecraft. Aunque ya saldaste, que es lo que cuenta.

- Leer a Poe (y a Lovecraft) es peligroso. Puede llegar a abrirte puertas en la mente que no deberían ser descubiertas. El caso de la tercera ruta es un indicio del peligro. Lo más seguro es que esa ruta no existía hasta ese momento, aunque ahora no podrás comprobarlo nunca.

- Ahora tienes que ver las películas de Vincent Price basadas en los cuentos del Edgar, en especial "La Caída de la Casa Usher". Pero cuidado, las películas de Vincent Price también son peligrosas.

- Recuerdo la vez que Umberto Eco fué a Barquisimeto. En la ponencia que llevó mencionó cómo Poe describió la realización de "El Cuervo", desmitificándolo un poco, y demostrando que no por eso ganaba o perdía validez. Qué buenos tiempos aquellos.

Anochecerá y veremos.

Anónimo dijo...

Creo que deberias comprar un mapa de Bs Aires, y tenerlo en ese bolso (aun sigue multicolor y deshilachado?) que vos tenes...asi solo tu descubririas nuevos caminos y bellos parajes en ese bosque de cemento que es tu ahora porteño hogar