Con el título de este post, cualquier venezolano tiene un nombre en mente. Así es. Así se llama la persona con la que comparto departamento (apartamento). Una loca maravillosa. Un terremoto, un huracán de alegrías y desdichas. Una apasionada de la vida que busca apaciguar sus fuerzas utilizando cuánta técnica exista: desde el canto hasta el yoga. Pero sólo el tiempo ha logrado canalizar un poco su naturaleza hecha de fuego y darle un poco de la serenidad que su padre le quiso regalar en un nombre (su tercer nombre). Vamos camino a tener una linda amistad, pues ya compartimos muchas cosas y a fines de este mes compartiremos incluso el escenario, pues contaré cuentos en una de sus funciones.(Confesión: buena parte este post es un autoplagio extraído de un correo electrónico escrito por mi a una de mis grandes amigas. Es una nueva visión del reciclaje)

