jueves, mayo 18, 2006

Me quiere gobernar

Con el título de este post, cualquier venezolano tiene un nombre en mente. Así es. Así se llama la persona con la que comparto departamento (apartamento). Una loca maravillosa. Un terremoto, un huracán de alegrías y desdichas. Una apasionada de la vida que busca apaciguar sus fuerzas utilizando cuánta técnica exista: desde el canto hasta el yoga. Pero sólo el tiempo ha logrado canalizar un poco su naturaleza hecha de fuego y darle un poco de la serenidad que su padre le quiso regalar en un nombre (su tercer nombre). Vamos camino a tener una linda amistad, pues ya compartimos muchas cosas y a fines de este mes compartiremos incluso el escenario, pues contaré cuentos en una de sus funciones.
(Confesión: buena parte este post es un autoplagio extraído de un correo electrónico escrito por mi a una de mis grandes amigas. Es una nueva visión del reciclaje)

"Con dos O...variOs"

Me invitaron a formar parte del elenco de un espectáculo de Stand-up Comedy femenino que se llama "Con dos O...variOs". Dije "Sí, acepto" y en esas ando. Con dos o varios... oficios. Con dos o varios... trabajos. Con dos o varios... domicilios. Con dos ovarios (bien puestos) para ser la mejor "busquilla", "mata-tigres" o "policamburera" que haya parido mi tierra.
Cada vez que mi jefe (el del empleo serio, como informática) se ve en el compromiso de presentarme a una persona comienza diciendo "ella es..." y nunca es capaz de seguir porque aparentemente le parezco indefinible. El pobre no puede entender cómo la misma persona cuenta cuentos, aprende a las patadas a programar orientado a objetos en actionscript y oficia de comediante. Remata entonces con un "...una amiga", que es mucho más lindo que decir que soy programadora o desarrolladora multimedia o cuentacuentos o comediante. Primero porque no soy completamente ninguna de las anteriores y segundo porque me gusta mucho más el oficio de "amiga" y es el que trato de hacer mejor.
En esas ando. Con dos o varios... amigos.

Súper M

Andaba yo con los siguientes valores en mi biorritmo: físico: 94,22%; intelectual: 97,18%; emocional: -94,38%. No sé si son capaces de imaginar mi actitud ante semejante desbalance. Lo peor que es que cuando en mi lo emocional anda mal... anda mal. Por eso, a pesar de que exhibía un glorioso 97,18% en mi ritmo intelectual, yo me sentía tonta. Y no sólo tonta sino también fea. Tooonta-tonta. Y feeeea-fea.
Fue entonces cuando apareció Súper M, mi pololo-novio-compañero (depende del país, pero es todo eso) y me dijo: "¿entonces qué hago yo contigo? ¿es que acaso el masoquismo no conoce fronteras en la raza humana?" y seguidamente se mandó una rutina de stand-up comedy digna de Seinfeld (o alguno mejor que él) que me curó de mi estupidez temporal a punta de carcajadas.